Cuando vamos a rehabilitar una cubierta plana que anteriormente estaba impermeabilizada con lámina de PVC, es frecuente encontrarnos con petos tirantes que levantan una cuarta del suelo e incluso presentan grietas o agujeros en la misma de gran tamaño.
Al analizar las causas más frecuentes que suele ocasionar este fenómeno para que la impermeabilización que vamos a realizar sea más duradera, observamos:
- El peto o pretil soporte de nuestro peto no presenta desplazamientos que haya podido tensionar la lámina existente hasta llegar a arrancarla.
- La ejecución del peto estaba realizado según norma.
- El contacto de la lámina existente con el soporte era correcto, tenía sus capas separadoras, por lo que la lámina no podría haber reaccionado con el mismo y haber provocado su encogimiento.
Y bien, si el problema no es ninguno de los que se suelen dar frecuentemente, ¿el PVC es poco duradero frente a otros tipos de lámina existentes? O ¿la lámina de PVC elegida para la instalación de PVC no fue la idónea para estar expuesta a la intemperie y a los rayos UV?
El aspecto de la lámina además se presenta de forma rígida dándonos la sensación de que es un material frágil que solo con tocarlo lo vamos a partir como si de una galleta se tratase.
En las siguientes fotos de alguna de las cubiertas que nos hemos encontrado al ir a rehabilitarlas se puede observar cómo ha emigrado el plastificante y ha ido tensionándose la lámina hasta el punto de arrancarse del propio perfil.
Bien, las membranas de cloruro de polivinilo (PVC) están compuestas por resina de PVC, PLASTIFICANTES y otros aditivos. Dadas estas condiciones algunos de los plastificantes pueden MIGRAR de la membrana.
La consecuencia de la reducción del contenido de plastificantes es que la membrana se vuelve más rígida, encoge y aumenta su densidad, ya que la densidad del plastificante es menor que la de otros componentes. Como consecuencia ante este fenómeno se producen tensiones superficiales en la lámina, que llegado un punto, cuando estas ya no pueden ser absorbidas por el material, puesto que esta ha perdido plasticidad, acaban rompiéndose o desgarrándose del soporte con las consecuentes filtraciones que acarrea.
La pérdida de plastificantes aumenta con el incremento de temperatura, las bajas temperaturas y la radiación ultravioleta del sol que provocan que la lámina se vuelva quebradiza.
Por ello debemos tener especial cuidado cuando la lámina de PVC va a quedar expuesta a la intemperie como es en el caso de los petos de nuestras cubiertas. En este caso la lámina de PVC SIEMPRE debe de ir armada y debe de ser la adecuada para soportar el contacto directo con la intemperie y la radiación directa de los rayos UV. Pese a que el precio sea ligeramente más elevado. A largo plazo, resulta mucho más barata puesto que la durabilidad de la cubierta va a ser mucho mayor.