De un tiempo a esta parte, las cubiertas verdes empiezan a convertirse en una de las formas de cubrición más destacadas, no sólo por su estética, sino por el beneficio que generan al medio ambiente que nos rodea, no deja de ser una forma de construcción sostenible. En algunos países europeos existen normativas que obligan a que existan zonas verdes en cubiertas.

Aunque el método constructivo varíe en el montaje de este tipo de cubiertas, tienen en común la utilización de los siguientes materiales:

– Lámina de impermeabilización: utilización de láminas que sirven como protección para evitar que el agua entre en el interior de la cubierta. Se deberán realizar pruebas de estanqueidad en cada una de las capas donde coloquemos la lámina, y comprobar que no se produce ninguna filtración. Entre la lámina y los posteriores materiales que se vayan colocando y no sean compatibles entre ellos, se colocará un geotextil.

– Lámina protectora y retenedora: la función principal de esta manta es la de retención de agua y nutrientes. Se utiliza también como capa de protección. Se coloca bajo la capa drenante.

– Capa drenante: es un elemento de drenaje y retención de agua. Cuando el riego de la cubierta se efectúe, todo el agua sobrante que no se quede en el sustrato cae hasta dicha capa, el agua se queda aquí retenida y posteriormente es absorbida por el sustrato una vez necesite agua de nuevo.

– Sustrato y plantas: es la parte visible de este tipo de cubiertas y por quien recibe su nombre. El sustrato elegido y las plantas deben ser las adecuadas para la zona y el clima donde se instale la cubierta ya que si no es así, estas no saldrán adelante. El riego debe colocarse de la forma que el instalador aconseje y seguir las instrucciones en cuanto a frecuencia y caudal de agua.

Como ocurre con el resto de cubiertas, debemos ser conscientes de que estas necesitan un mantenimiento y unos cuidados específicos y periódicos.