Cuando Truena……..
Para un profesional de “cubiertas” como me considero, a veces puede resultar algo frustrante cuando constatas que son pocos los que realmente consideran que una cubierta bien ejecutada o bien prescrita (que es casi lo mismo) es vital en el conjunto del edificio.
Lo diré de otra forma: Solo nos fijamos en las cubiertas cuando no funcionan. Y como os podréis imaginar, cuando nos fijamos por este motivo es para decir: que si menuda chapuza, que si menuda vergüenza, que si a quién se le ocurre, que si qué poca profesionalidad, que si así va este país, etc, etc, etc.
No, no es una forma lastimosa de defender mi profesión, en absoluto, es simplemente una realidad casi casi incontestable. Y me explico:
¿Cuántos de vosotros, arquitectos, ingenieros o aparejadores os fijáis en la estética que aporta una cubierta al conjunto de un edificio?
¿Cuántos de vosotros, constructores, jefes de obra o jefes de producción os fijáis en el valor añadido que puede dar una cubierta bien ejecutada en un edificio?
¿Cuántos de vosotros, promotores o propietarios os planteáis el enorme ahorro funcional o energético que puede suponer una cubierta bien prescrita, bien pensada y bien ejecutada?
Cuando me subo a lo más alto de un edificio, demasiado a menudo compruebo cómo conviven las antenas, con los aires acondicionados, con las placas solares, con las salidas de humos, con una cubierta no transitable, con una pendiente inadecuada y además mal ejecutada y por supuesto llena de “goteras”.
Donde, además, suele haber pasado por allí algún profeta, mesias del remedio perfecto que ha ofrecido un producto mágico de patente americana y capacidad contrastada que milagrosamente ofrece una garantía total durante prácticamente los años, décadas o siglos que hiciera falta jurar, firmar o simplemente que quiera escuchar el propietario, tan desesperado por los problemas de goteras que tiene como interesado en echar la culpa a alguien y siempre alegar: “es que me dijo que me lo garantizaba durante no se cuántos años”…
Obviamente nada más cobrar y en las primeras lluvias copiosas, eso no funciona y el personaje en cuestión desaparece o simplemente nunca existió como distribuidor autorizado del producto mágico (que suele ser americano, no sé muy bien aún el por qué…. debe ser que eso vende mucho)
¿Alguien cree que soy demasiado negativo?
Pues las fotos de antes son casos totalmente reales y sin trucos.
En todos ellos, increíblemente, solo se “fijaron” en lo que tenían por encima de sus cabezas cuando veían desesperadamente cómo se les venía el mundo encima.
Denuncias, juicios, y ahora todos ya sabemos que aquello está fatalmente mal hecho, fatalmente mal pensado y fatalmente mal……. todo.
Llegados a este punto, todo el mundo está dispuesto a pagar lo que hiciera falta por resolver de una vez por todas la tragedia que supone que te llueva dentro de tu casa. Ahora sí, mi trabajo ya se ve. Bueno, en realidad sigue sin verse y a casi nadie le interesa ver qué se ha hecho mal, solo quieren “no ver” o no sufrir sus consecuencias.
¿Ahora alguien cree que voy de listillo?
Bueno, quizás los profesionales de cubiertas seamos los médicos del sector de la construcción. Nadie hace caso de lo que decimos, salvo cuando vemos las orejas al lobo, entonces tenemos que salir corriendo maletín en mano sea la hora que fuere para curar al enfermo que antes no nos hizo caso. Eso si antes no ha llegado el curandero de turno (este es el del producto americano)
“El secreto de la felicidad no consiste en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace”
Tolstoi, Leon