Arquitectos, ingenieros, jefes de obras, …, todos ellos esenciales en la concepción y desarrollo del montaje de cubiertas pero ¿qué haríamos con todos esos proyectos y deseos sin la existencia de los montadores?.
Es cierto que como en cualquier cadena de producción, todos los elementos son imprescindibles y, ni mucho menos, pretendo hoy debatir sobre cual es el eslabón más importante. Sin embargo, dado que todos formamos un equipo muy amplio, no está de más recordar a aquellos que se enfrentan directamente con la misión de nuestra actividad: el montaje de cubiertas.
Como en toda profesión, hay malos y buenos profesionales, y es en estos últimos en quien quiero poner énfasis. Son aquellos que muchas veces no son valorados por el simple hecho de que al no encontrar defectos en su trabajo nos olvidamos del mismo. Es como un árbitro de fútbol que acaba el partido sin que nadie hable de él o la de la buena salud. Sólo nos acordamos de ellos cuando no los tenemos.
Una correcta aplicación de masilla para evitar filtraciones, esa puntita de pintura sobre los tornillos para que de lejos no se noten, la correcta colocación de un remate o la recogida del material sobrante después de acabar un trabajo, no son sino algunos ejemplos de profesionales que marcan las diferencias con otros compañeros de profesión.
¡Qué diferencia, verdad, los detalles apuntados en el párrafo anterior con ver filtraciones por un mal sellado, distinguir los tornillos a decenas de metros, comprobar que un remate está torcido, o subir a la cubierta para alguna verificación y verla repleta de materiales que lo único que pueden hacer ya es provocar algún atasco!
¿A que en estos últimos casos SÍ nos acordamos de los montadores?
Por no hablar de que muchas veces son los que sufren en primera persona los cambios de planes, la climatología adversa, la necesidad de acabar fuera de jornada un trabajo y, por supuesto, sus propios errores.
Esta entrada es, por tanto, una reflexión para valorar también la labor de los buenos profesionales en el montaje y que por hacer bien su trabajo muchas veces caen en el olvido. También nos puede servir, aunque las comparaciones sean odiosas, a diferenciar los buenos hábitos de algunos con los malos de otros, ya que en el resultado final de nuestro trabajo tiene mucho que ver el acierto de elegir a un buen montador.